Bitácora de navegación. 8 de enero

Después de un largo y arduo viaje, hoy logré publicar en la web mi primer blog creado de la plataforma de WordPress. La travesía se inició por la cuarentena en Tokio, ocasionado por un elevado contagio del Corona virus. Aunque en Japón, las restricciones fueron casi inexistentes en comparación con muchos otros países, me vi afectado por perder el empleo. Por otro, con el conocimiento de que el virus ataca el sistema respiratorio y teniendo mis pulmones muy debilitados, decidí apelar a mi seguro de desempleo y tratar de alargar el periodo de auto reclusión por el tiempo más prolongado posible. Pensé que de esa manera aumentaría las probabilidades de mantenerme con buena salud, al menos, hasta que los hospitales locales dejen de estar en crisis por la demanda. En estos meses de prisión aprendí a ensamblar una PC con piezas usadas,  usar programas de diseño, crear una página web, leer sobre auto publicación, todas las angustias por ver en la librería de Kindle mi primera novela. 

Debo de admitir que me dejo llevar por cierta obsesión cuando inicio cualquier proyecto, sintiendo un verdadero alivio cuando los pequeños objetivos se van quemando con mis pósits. Sin embargo, es cuando me percato que salir de las aguas turbulentas y de la lucha por impedir el naufragio de mis proyectos, que me siento varado en una playa desértica sin brújula ni consuelo. Por lo pronto, tengo mucho de donde entretenerme llenando este blog. Es un analgésico para mi aburrimiento crónico tener un lugar donde compartir mis excéntricas experiencias cotidianas. Si me sigues, voy a ponerle empeño. 

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